09 Apr
09Apr

Habitualmente la sustitución de los neumáticos de nuestro vehículo es una práctica no muy económica, por eso, prolongar la vida útil de estos componentes es algo más que recomendable. Cierto es que con cierta frecuencia prestamos atención a elementos del coche como los líquidos, los frenos o el motor, pero pocas veces le dedicamos los suficientes cuidados a estos repuestos imprescindibles para la seguridad del automóvil y de sus ocupantes.

Más bien al contrario, casi sin darnos cuenta en nuestro día a día, llevamos a cabo malos hábitos que contribuyen a que los neumáticos se vayan deteriorando por encima de lo acostumbrado. Para que aprendas a evitarlos, hemos preparado la siguiente relación. ¡Presta mucha atención!

Rozar o subirse al bordillo: dos de los errores más frecuentes son rozar los neumáticos con los bordillos durante la maniobra de aparcamiento y dejar el coche estacionado con alguna rueda por encima de la acera. Ambas prácticas deterioran considerablemente los flancos de las ruedas y las llantas, llegando a producir desgarres y abolladuras que tarde o temprano provocarán la sustitución de todo el neumático.

Acelerones y frenazos: conducir bruscamente es muy perjudicial para el coche, no solo para los neumáticos, que pueden sufrir un desgaste considerable por ello, sino que puede afectar a otros componentes como los frenos, el embrague, o incluso el motor (recalentamientos). Por ello, conducir así ¡no sirve para nada!

La presión es fundamental: la mayoría de los conductores no son conscientes de la importancia de revisar la presión de los neumáticos, al menos, una vez cada estación del año. Aunque los fabricantes hacen mucho hincapié en ello, para que el neumático no se desgaste antes de tiempo, pocas son las personas que controlan la presión de las ruedas según la carga que vayan a transportar o la temperatura exterior. ¿Sabías que una presión por debajo de lo recomendado puede aumentar el consumo de combustible un 20% más? Controlar la presión es tan sencillo como consultar el manual del vehículo (o la pegatina colocada en el marco de la puerta del conductor o en la tapa del conducto de carburante) y acudir a una estación de servicio para hacer uso de la máquina de aire comprimido.

Resaltos y badenes: si no frenas antes de cada uno de estos dos desniveles de la vía pública, debes saber que también estarás contribuyendo a que tengas que sustituir tus neumáticos antes de tiempo. Los botes que se producen harán que el relieve de las cubiertas se desgaste más rápido y además, perjudicará a la alineación de las ruedas y a los amortiguadores. Debes saber que si tu coche no está bien alineado, las ruedas sufrirán más, por lo que se deteriorarán aún más. Un truco para conocer si la alineación es correcta es dejar el volante recto y observar si el automóvil tiende a irse a uno de los lados de la carretera (en una calzada plana). Si esto ocurre, lo más recomendable es que acudas a tu taller de neumáticos de confianza para que revisen la alineación y, si no es correcta, la arreglen lo antes posible.

Mover la dirección con el coche parado: aunque gracias a los sistemas de dirección asistida este hábito no es tan dañino hoy en día, es recomendable no abusar de ello, pues mientras el vehículo está detenido una pequeña parte de las ruedas soportan un peso cercano a los mil kilos, lo que provoca que esa zona pueda deformarse por el gran empuje que recibe. Si no queda más remedio que mover la dirección, lo mejor es nunca llevar al máximo el giro del volante.

No quisiéramos terminar sin recordar que a partir de los cinco años desde su colocación es aconsejable acudir a un taller profesional para controlar el estado de los neumáticos. Asimismo, en torno a los diez, los fabricantes recomiendan su sustitución aunque no hayan tenido un uso excesivo. ¡La seguridad es lo primero!

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